Resumen
En el artículo se analizan dos estrategias actuales en la reformulación de la identidad judía en Israel y en la diáspora, que reelaboran la memoria histórica del pueblo hebreo en términos cognitivos, incluyendo fuertes cargas emotivas que afirman el compromiso colectivo. Una propuesta es secular y la otra, religiosa. La primera se centra en la transmisión de la Shoá (Holocausto) a las nuevas generaciones como un evento ejemplar vivido por los judíos, que busca no ser olvidado para evitar que se repita en otros pueblos. El mensaje adquiere
una dimensión universal que se inscribe en la experiencia judía dentro de la cultura occidental y refuerza los valores seculares como la democracia, la tolerancia, el respeto al otro, el pluriculturalismo y la justicia social. En el caso de Jabad, a través de la vía teológica, se busca el re-encantamiento de lo religioso que invade todas las áreas de la vida, para crear un espacio social que emula lo que ellos consideran el auténtico judaísmo inspirado en el shtetl de las comunidades ashkenazitas pre-modemas en Europa Oriental. En ambos casos, el legado histórico-cultural adquiere nuevos significados que convocan a los judíos, dándole continuidad al judaísmo.